Cuando leí los libros de Bailly mencionados ayer, pensé que, además de ser algo antiguos, eran apasionados en exceso, no el mejor contrapeso para las obras de Dumas. Por eso, busqué un enfoque más nítido de la época en la gran investigación histórica de John Elliott sobre El Conde Duque de Olivares, Gaspar de Guzmán (1587-1645), el oponente de Richelieu. Además de un panorama completo de la España del siglo XVII, Elliott realiza frecuentes comparaciones entre ambos políticos: «Sus métodos de gobierno fueron curiosamente similares», sus «políticas parece que hubieran sido fabricadas en el mismo molde»; ambos pensaban que «una política confesional militante (…) no respondía sencillamente a las complejidades de la vida de la Europa del siglo XVII»; ambos ansiaban «por ver coronadas con la paz sus respectivas carreras»… No obstante, «en el vocabulario de Olivares, la palabra “Estado” ocupaba un lugar menos prominente que en el del cardenal Richelieu»; en su comportamiento había «una prudencia que a veces rayaba en timidez, y, desde luego, carecía de la saña implacable que caracterizara (…) a Richelieu»; Olivares trató con guante blanco a Cataluña, lo que no hizo Richelieu con el Languedoc; ambos se empeñaron en una política exterior ambiciosa, pero «Richelieu podía atribuirse el mérito, a diferencia del conde-duque, de contar con una política exterior y unos logros militares (…) que empezaban a llevar la impronta del triunfo»… Y sus legados fueron bien distintos: «mientras que Richelieu dejaba en Francia algún vislumbre de victoria final, la España de Olivares se enfrentaba directamente a la derrota».
John H. Elliott. El Conde Duque de Olivares – El político en una época de decadencia (The Count-Duke of Olivares – The Statesman in an Age of Decline, 1986). Barcelona: Crítica, 1991 (6ª edición); 720 pp.; colección Serie Mayor; trad. de Teófilo de Lozoya; ISBN: 84-7423-439-5. Otra edición en Madrid: Austral, 2014; 928 pp.; ISBN: 978-840813055; vista de esta edición en amazon.es.