Me ha parecido muy buena la biografía que firma Joseph Pearce sobre Oscar Wilde. Siguiendo el hilo de su vida, intentando aclarar de qué hay constancia y de qué no en todo lo que se ha dicho de su biografiado, analizando con cuidado sus obras, se ve que Joseph Pearce desea subrayar sobre todo dos cosas. Una, que «una de las paradojas de su vida y su obra es el que haya que captar al verdadero Wilde por lo que dijo en su obra mucho más que por lo que dijo, o por lo que se supone que dijo, en su vida». Otra, la huella que dejó en Wilde su rechazo a convertirse al catolicismo siendo joven, el sorprendente número de personas de su entorno que, a lo largo de su vida, acaban entrando en la Iglesia Católica o volviendo a ella, y su conversión final. Cuando al personaje de El abanico de lady Windermere, lord Darlington, autor de la definición del cínico como «un hombre que conoce el precio de todo y el valor de nada», se le dice que todo el mundo es bueno, responde: «No, todos estamos en la cloaca, pero algunos de nosotros miramos a las estrellas». La propuesta de Pearce es mirar con Wilde a las estrellas y no mirarle, ni mucho menos quedarse con él, en la cloaca.
Joseph Pearce. Oscar Wilde: La verdad sin máscaras (The Unmasking of Oscar Wilde, 2000). Madrid: Ciudadela, 2006; 396 pp.; trad. de Ana Pérez Galván; ISBN: 84-934669-2-1.