Un segundo punto de interés de Yo no está en los comentarios de Joachim Fest en relación a cómo fue posible la complicidad de tantos en las barbaridades del régimen nazi.
Hace notar que, en aquella situación, «cada cual buscaba una justificación para hacer la vista gorda ante los delitos que había por todas partes». Explica que «una creciente indiferencia empezó a extenderse incluso entre los que se oponían claramente a Hitler. En buena parte podía atribuirse al vocabulario minimizador que empleaba el régimen. Mi padre había sido “dado de baja”, como decían; otros habían sido jubilados “provisionalmente”; a las detenciones las llamaban “arrestos de seguridad”, ¿qué es lo que había de horrible en todo esto?». Señala que también «surgieron enemistades que, aunque generalmente tenían un fundamento ideológico, no reflejaban más que la envidia, la maldad o la bajeza natural». Su padre les hacía notar que «con nuestro silencio encubrimos los campos de concentración» y lamentaba tener que mantenerse al margen —pues su principal preocupación era que su familia y algunos amigos estuvieran a salvo y apartados de la infección totalitaria— pero, decía, «sé que en las circunstancias actuales no hay tierra de nadie entre el bien y el mal. El aire está envenenado. ¡Nos infecta a todos!».
El Yo no del título es, también, una forma del autor de responder a las justificaciones o excusas que muchos dieron en los años de la posguerra. En relación a eso, en uno de los párrafos polémicos del libro, habla de los que, «en medio de sus lamentos, parecían dispuestos a calumniar a quienes no hicieran como ellos y se dieran continuamente golpes en su pecho pecador. Cuando Günter Grass o alguno de los innumerables autoacusadores manifestaban su sentimiento de vergüenza, en modo alguno querían llamar la atención sobre su propia culpabilidad, más bien sobre los muchos motivos de todos los demás para avergonzarse. No obstante, según ellos, para su escándalo y el de todos los demás, la gran masa no estaba preparada para esto. Ellos se sentían ya libres de cualquier reproche gracias al reconocimiento de su vergüenza». En cambio, dice Fest, «nosotros gozábamos del dudoso privilegio de seguir siendo los mismos que éramos, y, por segunda vez, eso nos situaba fuera de la fila».
Joachim Fest. Yo no (Ich nicht, 2006). Madrid: Taurus, 2017; 296 pp.; col. Historia; trad. de Belén Bas Álvarez; ISBN: 978-8430618491. [Vista del libro en amazon.es]