Correr para vivir. De los campos de exterminio de Sudán a las olimpiadas, de Joseph Lopez Lomong, ha sido una lectura desengrasante y animante, aparte de ser jugosa para quienes nos gusta correr y el atletismo.
Sudán, 1985. Cuando el autor tiene seis años es capturado por unos soldados que se lo llevan, junto a otros niños, para incorporarlo a su ejército. Más adelante huye, junto con otros tres chicos, y acaban en el campo de refugiados de Kakuma, en Kenia. Después de diez años allí un matrimonio estadounidense lo adopta. En 2007 se hace atleta profesional y en 2008 acude a las Olimpiadas de Beijing, en las que le piden que sea el abanderado de los Estados Unidos.
Historia poderosa, bien contada y bien traducida. En la primera parte predomina la tensión y el dolor debido a las dificultades por las que han de pasar el protagonista y tantos otros niños. La segunda resulta divertida, porque son muchos los golpes de humor debido a los problemas de adaptación y con el idioma de Lomong; emocionante por el afecto de quienes le acogen y por la confianza en Dios que manifiesta el narrador; e interesante para los aficionados al atletismo, aunque se dan muchos menos detalles de los que, al respecto, nos gustarían a los que seguimos ese deporte.
Joseph Lopez Lomong y Mark Tabb. Correr para vivir. De los campos de exterminio de Sudán a las olimpiadas (Running for my Life. One Lost Boy’s Journey from the killing Fields of Sudan to the Olympic Games, 2012). Madrid: Ediciones Palabra, 2013; 300 pp.; col. Astor; trad. de José Gabriel Rodríguez Pazos; ISBN: 978-84-9840-891-1. [Vista del libro en amazon.es]