El vendedor de felicidad, de Marco Somà y Davide Cali —los mismos autores del excelente La reina de las ranas no puede mojarse los pies—, es un buen álbum al que, como a muchos álbumes actuales, se le puede hacer un reproche que luego diré. La contracubierta presenta la historia como «una fábula contemporánea sobre la felicidad». Su protagonista es el señor Pichón, un vendedor ambulante que ofrece, de casa en casa, frascos de felicidad de tamaño pequeño, grande, o familiar. Lo que llama la atención del álbum son los personajes, todos ellos figuras de pájaros humanizados —la señora Codorniz, la señora Cucurucha, la señora Carbonero, la señora Abubilla, el señor Chorlito, el señor Estornino, el señor Faisán, la señora Petirrojo…—, y los ambientes —lugar boscoso, exuberantes casas en los árboles…—. Esa riqueza visual del álbum es notable. El reproche que dije es que el contenido de la historia no está formulado de forma conseguida por más que se vea cómo el vendedor juega con los deseos de la gente y con su capacidad de autoengañarse, cómo cada cliente compra el producto por un motivo distinto y cómo, al final, precisamente quién no lo compra es quien se va más contento. Se podría formular mejor con una sola frase: que la felicidad nunca es un objetivo sino un resultado, que nunca se alcanza si se busca por sí misma sino que normalmente llega como consecuencia de no vivir egoístamente. Sea como sea, buen álbum con ilustraciones ricas que atraen a cualquiera y con una idea de fondo sugestiva que pueden apreciar algunos lectores ya no pequeños.
Marco Somà. El vendedor de felicidad (Il venditore di felicità, 2018). Texto de Davide Calì. Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2020; 22 pp.; trad. de Isabel Borrego; ISBN: 978-84-120790-2-9. [Vista del álbum en amazon.es]