Hay tres categorías dedicadas a los que he llamado libros-juego. Entre ellos hay de todo: los que se dirigen a divertir a los lectores más pequeños con algún tipo de desafío, los que plantean acertijos o adivinanzas de distinta clase, los tridimensionales o de formatos singulares. Se puede citar, como ejemplo importante, dentro de la pequeña historia de los álbumes, Where’s Wallace, un antecedente del conocido entre nosotros como Wally.
13 julio, 2021