Nueva edición de Vamos a calentar el sol, la continuación de Mi planta de naranja lima, de José Mauro de Vasconcelos, con una nueva traducción castellana. Aquí está una buena reseña: tal como en ella se dice, la novela continúa contando el crecimiento de Zezé, ya sin el encanto del primer relato, pero con calidez y situaciones conseguidas. Es, sobre todo, un relato en el que abundan muchos momentos de vida colegial; Zezé tiene ahora dos fantasiosos amigos que le aconsejan y consuelan, un sapo y un galán cinematográfico, y, en la vida real, sobre todo cuenta con un profesor de su colegio marista en el que confía y con el que se siente comprendido. La novela termina cuando tiene ya quince años, ha conocido a una chica, y sus amigos imaginarios han desaparecido ya de su vida.
La narración es simpática pero tiene un tono afectuoso y tierno que con frecuencia suena empalagoso. La emotividad a flor de piel del protagonista es excesiva, o al menos así suena. Por otro lado, el hecho de que la historia tenga su inspiración en la propia vida del autor no la mejora: son más fáciles de aceptar los autoelogios a la propia bondad y al buen corazón cuando se habla de un niño, como en Mi planta de naranja lima; pero resulta más costoso hacerlo cuando el protagonista es un adolescente inquieto que no para de hacer gansadas. Por otro lado, se ve que al narrador no le basta con ponernos delante los hechos sino que, además, hay terceros personajes que, una y otra vez, insisten en la gran generosidad, bondad, ternura, etc. de Zezé, y el mismo Zezé no deja de señalar con frecuencia que no ha tenido cariño en toda su vida cuando su propia narración lo desmiente a cada paso.
José Mauro de Vasconcelos. Vamos a calentar el sol (Vamos Aquecer o Sol, 1974). Barcelona: Libros del Asteroide, 2014; 325 pp.; trad. de Carlos Manzano; ISBN: 978-84-15625-74-2.