Madrid: Pastel de Luna, 2016; 112 pp.; trad. de David Fernández Campos; ISBN: 978-84-16427-09-3. [Vista del libro en amazon.es]
Álbum sin palabras con la excepción de la nota introductoria de la autora. En ella indica que ha intentado plasmar en el libro los sentimientos de aislamiento y soledad que experimentó al crecer en China durante los ochenta, cuando estaba en vigor la política del hijo único: cuenta que, de pequeña, sus padres se iban pronto y ella se quedaba con su abuela, pero que a veces su abuela no podía venir y se quedaba sola en casa; y que, cuando tenía 6 años y su padre la mandó, sola, en el autobús, a casa de su abuela, se quedó dormida, se pasó de parada, y, al despertarse, se asustó y se bajó del autobús; luego, al cabo de tres horas, siguiendo el tendido eléctrico del autobús, logró llegar a la casa de su abuela. El álbum sigue casi ese guión al principio pero cambia a partir del momento en que la chica se baja del autobús y se siente perdida: entonces emprende un viaje largo con un misterioso ciervo, que también vuela, en el cual conoce a otros animales amistosos —un osito polar, una cabra, una ballena…—, y recorre distintos lugares.