El pequeño inventor, con texto de Hyun Duk e ilustraciones de Cho Mi-ae, de quienes sólo sé que son coreanos (o coreanas), es un estupendo relato sobre cómo nace una vocación profesional, al modo de, por ejemplo, I want to be an astronaut, de Byron Barton.
Un chico llamado Noma disfruta construyendo un tren a base de recortes de cartón. Pide consejo a su madre cuando no sabe algo y, las veces que ella no tiene respuesta, la busca en un libro. Cuando termina se siente satisfecho y el narrador nos dice que tal vez en el futuro pueda construir un tren real y recordar entonces su alegría de hoy.
Casi todas las ilustraciones, muchas tomadas desde arriba, son las que prepararía un observador fascinado al ver a un chico tan ordenadito y absorbido por el trabajo que se ha propuesto hacer. La secuencia cuenta bien el relato, y son excelentes tanto las composiciones como los dibujos en los que vemos las distintas expresiones de Noma, tan naturales, de búsqueda y concentración mientras trabaja, de tranquilidad y satisfacción al terminar.
Cho Mi-ae. El pequeño inventor (Jogeuman Balmyeongga, 1939 el texto, 2004 las ilustraciones). Texto de Hyun Duk. Barcelona: Océano Travesía, 2009; 26 pp.; col. Los álbumes; trad. de Agatha Yoo; ISBN13: 978-84-494-2076-4.