He descubierto hace poco a una escritora de novelas históricas y de intriga que fue muy popular: Georgette Heyer. En su biografía se dice que, a pesar de su éxito, la edición de 1974 de la Enciclopedia Británica no le dedicó una voz propia (lo mismo que, en la 15ª edición, que es la que yo consulté en su momento, no había menciones de Enid Blyton ni de Richmal Crompton). Allí también se lee que las dos novelas protagonizadas por el comisario Hannasyde publicadas por Salamandra, contrariamente a lo que dicen las cubiertas, no son las primeras de la serie y van en el orden opuesto al que se indica en ellas: Muerte en el cepo es anterior a Aquí hay veneno, además de que un personaje de la primera reaparece como ya conocido en la segunda.
Muerte en el cepo comienza cuando Arnold Vereker es asesinado de manera extraña y, como dice el ayudante de Hannasyde, «el problema es que hay demasiados sospechosos con un buen motivo». En primer lugar, su hermanastro Kenneth, por ser el heredero de su fortuna; su hermanastra Antonia, por llevarse muy mal y haber discutido mucho últimamente con él; su contable, que también es novio de Antonia; y más gente… Además, todos se alegran de su muerte hasta el punto de que no paran de bromear sobre cómo podrían haberlo hecho y cómo sus coartadas no prueban nada.
Aquí hay veneno tiene una estructura y un desarrollo parecidos. También empieza cuando fallece un personaje rico y odioso para toda su familia. En este caso el médico dice que fue de forma natural pero, cuando una de sus hermanas pide su autopsia, se demuestra que ha sido envenenado. Salen a la luz entonces los motivos que todos a su alrededor tenían para envenenarlo y se suceden extraños descubrimientos. Al igual que en la novela anterior, todo se complica cuando inesperadamente muere uno de los sospechosos. Del mismo modo, el comisario va interrogando a unos y a otros pero quien acaba resolviéndolo todo es uno de los personajes.
Las intrigas, bien organizadas, no son de las de tipo acertijo: tanto para el lector como para los protagonistas es necesario que vayan desplegándose los acontecimientos y vayan saliendo a la luz nuevos datos para que todo pueda quedar claro al final. Donde ambas novelas brillan es en la calidad de muchos diálogos: unos muy de clase alta británica —como un mayordomo que se refiere al crimen y a sus complicaciones como a un suceso «extremadamente desagradable»—, y otros verdaderamente acerados cuando intervienen algunos personajes. En particular, resultan brillantes, en Aquí hay veneno, los encontronazos dialécticos que provoca el presuntuoso Randall Matthews, incapaz de replicar sin autoelogiarse y sin insultar: «No me avergüenza en absoluto reconocer mis errores. Cometo muy pocos»; o «La compañía de mis parientes sólo puede disfrutarse con frecuentes intervalos de descanso».
Georgette Heyer. Muerte en el cepo (Death in the Stocks, 1935). Barcelona: Salamandra, 2008; 279 pp.; trad. de Gemma Moral Bartolomé; ISBN: 978-84-9838-192-4.
Georgette Heyer. Aquí hay veneno (Behold, Here’s Poison, 1936). Barcelona: Salamandra, 2008; 284 pp.; trad. de Gemma Moral Bartolomé; ISBN: 978-84-9838-154-2.