James Stevenson tiene varios álbumes, no editados en castellano que yo sepa, que tratan sobre sus recuerdos de infancia.
De primera mano yo conozco sólo uno: Fun no fun. En él, con acuarelas magistrales pequeñitas, como de primera intención, con escasísimos trazos y un aprovechamiento casi mágico del espacio en blanco, rememora escenas y momentos de su niñez: aquellos que recuerda como divertidos y aquellos que recuerda como aburridos. Enfrenta unos con otros, tal como el título sugiere. A veces de modo sencillo —pistolas de agua – fichas de dominó, galletas con pasas – galletas sin pasas, cumpleaños – cumpleaños de mi hermano…—, a veces con algo más de narración —ir al parque de atracciones – volver a casa sin haber visto lo realmente bueno…—. Termina diciendo que, al final del día, lo divertido era irse a la cama pensando en las cosas divertidas que sucederían al día siguiente.
Un libro como este trata con sentimientos infantiles que podríamos llamar universales, incluso aunque tantas cosas externas cambien, y hace pensar en cómo un tiempo con menos aparataje tecnológico y más tiempo libre podía desarrollar tantísimo, seguramente mucho más que el nuestro, la imaginación del niño.
James Stevenson. Fun no fun (1994). New York: Greenwillow Books, 1994; 32 pp.; ISBN: 0-668-11673-6.