
Después del libro citado ayer, que habla muy bien de cómo una familia perfecta es siempre una familia imperfecta, o de cómo una familia imperfecta puede ser una familia perfecta, recuerdo dos relatos familiares españoles que a mí me gustaron mucho en su momento: Un tiesto lleno de lápices y El hijo del jardinero, de Juan Farias. En el caso del primer relato también por la figura de Nuria, la alegría de la familia con su «cara de los chinitos tristes».
8 octubre, 2008