Melville Davisson Post (1869-1930) fue un conocido escritor norteamericano de relatos policiales protagonizados por distintos detectives. El más popular de todos, el tío Abner, actuaba en territorios del estado de Virginia, cerca de los Apalaches, poco tiempo antes de la guerra de Secesión. Los 18 relatos que contiene Un detective en Virginia: Los mejores casos del tío Abner se publicaron en revistas, sobre todo en The Saturday Evening Post, entre los años 1911 y 1928. La dedicatoria marca el tono: «A mi padre, cuya fe inquebrantable en una justicia suprema detrás del movimiento de los acontecimientos ha sido para el escritor una maravilla y una inspiración».
Tienen nivel literario: están bien construidos, tienen magníficas descripciones de ambientes y escenarios, abundan las referencias bien traídas del mundo bíblico, de los autores clásicos griegos, o de Shakespeare. El héroe tiene una presencia imponente y, por su integridad, es una persona respetada por todos y necesaria en un lugar al que no llega el gobierno; el narrador es su sobrino Martin, que a veces cuenta lo que veía y las preguntas que se hacía cuando tenía unos diez años e iba con su tío a todas partes, y a veces es un narrador en tercera persona que simplemente recuerda un incidente del pasado; otros personajes que a veces los acompañan y actúan de contrapunto son el juez de paz Randolph y el médico rural Storm. Los casos a los que hace frente Abner suelen ser asesinatos que tienen que ver con herencias discutidas: el autor era abogado y eso se nota en la forma en que su héroe aborda los interrogatorios minuciosos que hace y en que sigue unos procedimientos cuidadosos; al respecto es memorable el último de los relatos, «La viña de Nabot».
No son historias en las que los lectores puedan deducir con antelación quién es o no culpable, sino que, normalmente, las cosas se desarrollan y resuelven debido a la capacidad del héroe para observar detalles y matices que a él no se le escapan: en este sentido tiene algo de lógica que se las compare con los relatos de Sherlock Holmes. Las sólidas creencias cristianas de Abner, que nunca las calla, hacen que algunos casos (como «El misterio del azar») contengan diálogos y conclusiones que podría firmar el padre Brown, a quien se parece también porque no tiene un especial interés en perseguir al criminal una vez puesto al descubierto. Así que tiene cierta lógica que al tío Abner se le haya llamado «la mayor contribución estadounidense» a la lista de detectives de ficción, después del Auguste Dupin de Edgar Allan Poe. Como se corresponde con la época y el lugar (en que se desarrollan los hechos y en que se publican los relatos), la presentación de los criados negros, en algunas historias, hay quien hoy no la considera políticamente correcta.
Melville Davisson Post. Un detective en Virginia: Los mejores casos del tío Abner (Uncle Abner. Master of Mysteries, 1911-1928). Madrid: Siruela, 2024; 288 pp.; col. Libros del Tiempo; trad. de Pablo González-Nuevo; ISBN: 978-8410183308. [Vista del libro en amazon.es]