No recomendaría Un chiquillo y otros más que a quienes ya son buenos conocedores de Henry James. El libro, iniciado con la intención de componer un recuerdo de su hermano William James, se transformó en unas memorias de infancia del propio Henry en busca de mostrar cómo nacieron y se desarrollaron sus intereses literarios y artísticos. Lo cierto es que acaba resultando arduo y que muchas digresiones tienen poco atractivo salvo, para la clase de lector que soy yo, algunas consideraciones acerca de la influencia que tuvieron en él autores como Dickens o acerca del entusiasmo que le provoca Töpffer, algunas observaciones al paso como la de que para él Londres le recordaba más a William Hogarth que a George Cruikshank, y, sobre todo, las referencias que hace a la educación que les dio su padre, a quien lo único que le importaba es que no fuera mogigato: «solo le importaba la virtud que más o menos se avergonzaba de su nombre», tenía «el más fuerte instinto para lo humano y el más vivo rechazo hacia lo literal».
A quien tenga interés en los hermanos James, le gustará conocer «Para que sirven los novelistas», un artículo en el que Chesterton los compara y dice: «Me parece que donde falló William James es exactamente donde triunfó Henry James: al crear con sombras suaves y casos dudosos todo un argumento. Eso puede hacerse muy bien en una novela, pues sólo exige ser excepcional. No puede hacerse en la filosofía, pues debe exigir ser universal. El pragmatismo [de William James] falla porque es un cosmos hecho de retazos. Pero los cuentos son mejores si se los hace de retazos, especialmente cuando son muy extraños». Es decir, «el error de William James reside en que no puso, como su hermano, sus ideas en novelas, donde tal oportunismo es muy apropiado. Trató de crear un sistema cósmico con esos accidentes y ese oportunismo, y el sistema no es sistemático. La comparación sugiere que los novelistas, después de todo, pueden tener cierta utilidad».
Henry James. Un chiquillo y otros (A Small Boy and Others, 1913). Valencia: Pre-Textos, 2000; 376 pp.; col. Narrativa Clásicos; prólogo, trad. y notas de José Manuel Benítez Ariza; ISBN: 84-8191-331-6.
G. K. Chesterton. «Para qué sirven los novelistas». El hombre común y otros ensayos sobre la modernidad (The Common Man, 1950). Buenos Aires: Lohlé-Lumen, 1996; 240 pp.; no conozco el traductor; ISBN: 950-724-589-8. En librodot.com.