Fuerzas vitales que se renuevan

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Principios de los años treinta, un pueblecito alemán. Un joven profesor, entusiasmado por las ideas del momento, «hizo que se levantara un “árbol de mayo” y compuso una especie de plegaria como símbolo de la fuerza vital que constantemente se renueva. Aquel árbol debía representar el inicio de la restauración de la religión germánica (…). Con la misma intención, organizó además las fiestas del solsticio de verano, siempre como retorno a la santa naturaleza y a los orígenes propios y en polémica con las ideas de pecado y redención que, como sabíamos, habían sido introducidas e impuestas por las creencias extranjeras de judíos y romanos».

Joseph Ratzinger. Mi vida – Recuerdos (1927-1977) (Aus meinem Leben Erinnerugen 1927-1977, 1997). Madrid: Encuentro, 1997; 133 pp.; trad. de Carlos d´Ors Führer; ISBN: 84-7490-766-7.

 

6 mayo, 2007
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