Si la fiebre por volver a contar los cuentos de siempre de modo novedoso ha puesto en ridículo a muchos también ha revelado el talento de algunos autores. Entre otros, días atrás incluía, en la ficha de Jörg Müller, su versión de El soldadito de plomo, un álbum sin texto con una feroz carga irónica. Otro ejemplo, lleno esta vez de optimista romanticismo, es el de Fiona French y Snow White in New York, una versión de Blancanieves en los años veinte con unas sensacionales ilustraciones como vidrieras «art-deco».
14 marzo, 2005