Se ha publicado una nueva edición ilustrada de Adiós, señor Chips, una novela de hace casi un siglo de James Hilton, cuyo argumento muchos recuerdan por sus versiones en cine y televisión, que tiene algo de alegato contra la mercantilización de la enseñanza, y que basa su tirón en que presenta de modo muy emotivo la huella imborrable que deja un buen profesor.
Comienza cuando el señor Chipping, o Chips, profesor jubilado de griego y latín en la escuela de secundaria Brookfield, rememora episodios de su pasado. Sabremos que nació en 1848, que llegó al colegio en 1870 y siempre se sintió a gusto allí, que a los cincuenta era el decano, a los sesenta el profesor más representativo y el depositario de todas sus tradiciones, y que, en 1913, con sesenta y cinco, se retiró a vivir a una casa vecina llevada por una antigua gobernanta del colegio. En capítulos cortos irán sucediéndose algunos episodios de su vida, incluidos su feliz pero breve matrimonio, un tenso enfrentamiento con un joven director con deseos modernizadores, anécdotas de la vida colegial, y una etapa final inesperada.
Los capítulos son breves y el tono es siempre afectuoso. Están bien hilados los momentos del presente, con las evocaciones del pasado, con las consideraciones del narrador para explicar la evolución de Chips, desde ser un hombre solitario, que no despertaba gran simpatía, hasta llegar a ser una especie de leyenda viva. El protagonista resulta cercano al lector también porque su atractivo no se basa en que tenga grandes cualidades intelectuales o un espíritu pedagógico especialmente moderno, sino en que cumple siempre sus obligaciones con serenidad afable y exigencia bondadosa.
James Hilton. Adiós, señor Chips (Goodbye, Mr. Chips, 1934). Andorra: Trotalibros, 2021; 114 pp.; trad. de Concha Cardeñoso; ilust. de Jordi Vila Delclós; ISBN: 978-9992076064. [Vista del libro en amazon.es]