Cuenta también Astrid Lindgren en sus memorias que «“¡Domínate y sigue!” eran las palabras de nuestra madre cuando uno se ponía a pensar en las musarañas mientras enjuagaba algo en el fregadero o en una tina, porque desde luego [cuando éramos niños] también nos hacían ayudar en la casa. Una frase así no se olvida: “¡Domínate y sigue!” No sé cuántas veces me la repetí yo, cuando deseaba rehuir un trabajo desagradable que, sin embargo, tenía que hacerse».
13 junio, 2007