La serie de libros del pequeño murciélago Bat Pat, que firma Roberto Pavanello, es otro éxito de la misma editorial italiana en la que nacieron las de Gerónimo Stilton y Ulysses Moore. Como ellas, pero incluso bajando algo la edad de los lectores a los que gusta Stilton, se dirige a niños «contentos de ser niños» y no a los niños que ya comienzan a tener inquietudes más serias; y, como ellas también, los protagonistas tienen nombres británicos, un elemento no desdeñable para explicar la aceptación de los libros entre nosotros. He leído varios que me han gustado, porque son simpáticos y están bien hechos y, como ya comenté a propósito de Stilton, si a los niños les aportan diversión y una experiencia placentera de la lectura, pueden ser la puerta para otros libros.
En esta entrevista de hace unos meses con el autor, cuando le preguntan por la clave para el éxito viene a decir que es que son libros que presentan de modo humorístico los temores propios de los niños. Un ejemplo que tomo de La isla de las sirenas lo aclara: «¡¡¡Hola!!! Soy Bat Pat. Os voy a contar una historia que os pondrá los pelos de punta…. ¿Estáis preparados? ¿Qué es, para vosotros, lo más espeluznante del mundo? Dejadme que lo adivine: ¿una tarántula negra y peluda como un oso? ¿Un cementerio abandonado? ¿O tal vez una rata apestosa? Yo lo tengo claro: no hay nada peor que EL AGUA. Con solo acercarme a la ducha se me erizan los pelos y al pensar en el mar, ¡¡¡me tiemblan las alas!!! Pues ¿sabéis dónde quiere llevarme de vacaciones la familia Silver? Con mi mala suerte habitual, no hace falta ser muy listo para adivinarlo…»
En esa entrevista también se indica que, pronto, igual que Tea Stilton siguió a Geronimo Stilton, habrá libros de una «batpatina», otro ejemplo de algo dicho tiempo atrás y de que las niñas leen más y leen distinto que los niños.