Tal como esperaba después de leer esta reseña, me ha parecido formidable Adviento en la montaña, una novela corta del islandés Gunnar Gunnarsson. Su argumento es sencillo: desde hace veintisiete años un pastor del norte de Islandia, Benedikt, se adentra en las montañas para ir en busca de las ovejas perdidas, las suyas y las de sus vecinos, justo antes de la Navidad y de que llegue lo más crudo del invierno. La novela cuenta esa expedición, de Benedikt, junto con su perro León y un carnero llamado Recio, que comienza con retraso por hacer unos servicios que le piden, lo que también implica que las condiciones climatológicas serán más duras. La narración sigue tanto el curso de los acontecimientos como el de los pensamientos del protagonista, un hombre bondadoso y poco hablador.
El narrador habla de que, para Benedikt, era «como si su vida se hubiera convertido en un Adviento. Porque, mirándolo bien, qué era su vida, qué era la vida de un hombre sino un servicio imperfecto, justificado por la esperanza en algo mejor, por la espera, por la preparación, por el convencimiento de que algo bueno tenía que llegar». En otro momento, al pensar en la escena de Jesucristo entrando en Jerusalén montado en un borrico, explica que «nada hay demasiado pequeño en el mundo que no pueda prestar un servicio, ni nada tan miserable que no pueda ser consagrado por medio del servicio. Ni demasiado grande. Incluso el Hijo de Dios. Y sólo por medio del servicio».
Abundan las frases sencillas y felices: «los imprevistos nunca eran causa de alegría, pero todo sucedía por algún motivo y así había que aceptarlo»; ante una enorme tormenta de viento y nieve, «de nada servía lamentarse. Si uno pone un pie delante del otro en la buena dirección, siempre se consigue avanzar»; cuando se plantea las dificultades de lo que está intentando, el curso de sus pensamientos vuelve al ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo: «¡Pero no deberíamos olvidarnos de lo que había hecho el Señor con cinco panes y dos peces! Había dado de comer a miles con esa cantidad. Con eso en mente, era difícil perder la esperanza», aunque, eso sí, también recuerda que «ninguno de los mandamientos prohíbe la cautela».
Este comentario explica bien el «estilo de la reticencia» que cultiva el prologuista para negar lo evidente.
Gunnar Gunnarsson. Adviento en la montaña (Advent, 1936). Madrid: Encuentro, 2015; 112 pp.; trad. de Teodoro Manrique Antón; prólogo de Jón Kalman; ISBN: 978-84-90551172. [Vista del libro en amazon.es]