Los 13 relojes, de James Thurber, es un buen relato que, sin embargo, llega en una edición con demasiados o, mejor, con impropios y desmedidos elogios. Ni las comparaciones de la contracubierta —con Grimm, La Fontaine, Tolkien— son correctas, ni le hace un favor el prólogo de Neil Gaiman indicando que, probablemente, es «el mejor libro del mundo» (aunque, ciertamente, los seguidores de Gaiman entenderán fácilmente por qué lo dice).
23 septiembre, 2010