Autobiografía (Agatha Christie)

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Autobiografía (Agatha Christie)

La Autobiografía de Agatha Christie es un libro muy ameno. La autora habla en él de sus padres, su hermana y hermano mayores; de su niñez y la educación que recibió; de su juventud y sus noviazgos; de su primer matrimonio en 1914, en el que tuvo a su hija Rosalind; de cómo llegaron sus primeras publicaciones; de su divorcio en 1926; de su afición a Oriente Medio y a las excavaciones arqueológicas, donde conoció a su segundo marido; de cómo hizo de la escritura de relatos policiacos su profesión y, más adelante, decidió también escribir obras teatrales.

El libro cuenta muchas anécdotas personales y contiene reflexiones sobre la sociedad y la forma de afrontar la vida de la autora, pero no intenta ser un relato completo. En el epílogo, fechado cuando tiene 75 años, confiesa: «No me he atado ni al tiempo ni al espacio. Me he detenido donde he querido y he saltado a voluntad hacia el futuro y hacia el pasado. Supongo que he recordado solo lo que me interesaba, y entre ello muchas cosas ridículas sin motivo aparente. Así somos las criaturas humanas».

Son interesantes los comentarios que hace sobre sus cualidades infantiles para los cálculos aritméticos y sus dificultades para expresarse: «probablemente esta es una de las causas que me han convertido en escritora». También los que hace a propósito de su educación lectora: le impresionaban las narraciones del Antiguo Testamento en los servicios litúrgicos dominicales, leía muchos cuentos, enseguida fue lectora de libros de aventuras aunque no le gustaban las descripciones demasiado prolijas.

Los entusiastas de sus novelas policiacas encontrarán también aquí los hitos que la hicieron escritora de novelas del género y cómo su trabajo como enfermera durante la primera Guerra Mundial la hizo conocer el funcionamiento de los venenos que más tarde aparecerán en sus relatos; las explicaciones sobre cómo se le ocurrieron personajes como Hércules Poirot y Miss Marple, y por qué nunca quiso reunirlos a los dos en un solo libro; su interés mayor en las víctimas que en los criminales y que, al fin, «quien importa es el inocente, no el culpable»…

Destacan el sentido común, el conocimiento propio y el talante decidido de la escritora. Por ejemplo, cuando se da cuenta de que no podrá ser pianista profesional, antes de ser una escritora ya conocida dice: «Si no se puede ser lo que se desea, es mejor reconocerlo y seguir adelante, en vez de hundirse en lamentaciones vanas e ilusiones». En otro momento recuerda una placa que había leído en una pared: «Si no puedes conducir la locomotora, dedícate a engrasar los ejes», y afirma: «No hay mejor lema para la vida y creo que me he atenido a él. Por supuesto que a veces he intentado hacer esto o aquello, pero nunca me he obstinado en hacer algo que me sale mal o para lo que no tengo aptitudes naturales».

Más adelante apunta cómo llegó un momento en el que alcanzó lo que llama «humildad literaria»: «Si pudiera escribir como Elizabeth Bowen, Muriel Spark o Graham Greene, daría saltos de júbilo, pero sé que es imposible y nunca intentaría copiarlos. He aprendido que yo soy yo, que hago aquello para lo que estoy capacitada aunque no sea lo que me gustaría hacer. Como dice la Biblia: “¿Quién es capaz de aumentar un palmo su estatura?”».

En el final de su libro hace un balance muy positivo de su vida y de sus logros: «He sido extraordinariamente afortunada». Los párrafos con los que termina su narración son estos:

«Los niños dicen: “Gracias, Señor, por los alimentos que hemos recibido”.

¿Qué puedo decir yo a los setenta y cinco años? “Gracias, Señor, por la hermosa vida que me has dado y por todo el amor que he recibido».

Agatha Christie. Autobiografia (An Autobiography, 1977). Barcelona: Espasa, 2019; 668 pp.; trad. de Diorki; ISBN: 978-84-670-5681-5. [Vista del libro en amazon.es]

 

13 diciembre, 2019
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