Cuidado con la rana, de William Bee, es uno de esos álbumes de humor sarcástico —como algunos de Jon Klassen o Emily Gravett— que a unos les gusta mucho y a otros les da un poco de repelús.
Una anciana encantadora llamada Desazón Zozobra vive en una casita al lado del bosque. Para protegerse cuenta con una ranita instalada en el felpudo y un cartel a la entrada de su finca que advierte: «Cuidado con la Rana». Cada vez que alguien se acerca de modo amenazador a la casita, el narrador nos avisa: «¡Mirad!». Y vemos como, sucesivamente, un ladrón malvado, un Bicho Apestoso, y un Ogro Zampabollos intentan burlar a la Rana.
La narración se cuenta en versos sencillos —para leer y compartir en alto, más sonoros en el original inglés como suele ocurrir— y con cambios en la tipografía. Abundan las preguntas que lanzan al lector hacia delante y que facilitan su participación en la historia. Las imágenes en sí mismas son graciosas y la composición del álbum como tal, desde la reveladora contraposición entre la portada y la contraportada, pasando por la perfecta secuencia de las escenas, está muy cuidada. Luego, las ilustraciones tienen muchos detalles pequeños de los que avivan la curiosidad del lector. Este comentario extenso explica bien muchas más cosas.
William Bee. Cuidado con la rana (Beware of the Frog, 2008). Barcelona: Juventud, 2008; 42 pp.; trad. de Carlos Mayor; ISBN: 978-84-261-3671-8. [Vista del álbum en amazon.es]