Hay autores de gran trayectoria cuyos nuevos libros no siempre tienen el nivel de sus obras anteriores, por más que sean buenos y que, si vinieran firmados por autores noveles, seguramente los calificaríamos mejor. Eso he pensado al leer Filbert: el diablillo bueno, escrito por Hiawyn Oram e ilustrado por Jimmy Liao. Es un álbum de formato grande cuyo protagonista es un diablito cuya bondad defrauda a sus padres, y que se encuentra con una angelita, llamada Florinda, que tiene el mismo problema pero al revés.
Las ilustraciones son exuberantes. Algunos personajes secundarios —compañeros de Filbert, su maestra búho Aliento-Esperpento, etc.— son muy divertidos. Algunas escenas, como la de la pelea en la escuela, son magníficas. Sin embargo, ahora leemos como una broma que un argumento y unos personajes que han llegado a ser tan convencionales se nos presenten como poco convencionales. Y otro problema de credibilidad es que las imágenes de Liao, tan amables, no parecen encajar con una historia que uno se imagina ilustrada por Tony Ross o alguien así. Pero, una vez más hay que decir que muchos no se plantearán nada de lo que digo atrás y leerán con gusto, e incluso con entusiasmo, el álbum.
Jimmy Liao. Filbert: el diablillo bueno (2013). Texto de Hiawyn Oram. Granada: Barbara Fiore, 2013; 29 pp.: trad. de Carles Andreu y Albert Vitó; ISBN: 978-84-15208-40-2.