Con algo de retraso he leído las Crónicas de Spiderwick, de Holly Black y el ilustrador Tony DiTerlizzi.
Los protagonistas son los tres hermanos Grace —los gemelos Simon y Jared, de nueve años, y su hermana Mallory, de trece— y todo comienza cuando, junto con su madre, se instalan en un caserón de aires góticos. Eso se cuenta en El libro fantástico, el relato en el que encuentran un libro sobre los seres que habitan un mundo fantástico, que perteneció a su tío abuelo Arthur Spiderwick, y en el que se tropiezan con un irritable duende casero que habla en verso y que les recomienda vivamente que se deshagan del libro. En El anteojo asombroso, Simon es secuestrado por unos trasgos malvados y sus hermanos van al rescate llevando un anteojo muy raro con el que pueden orientarse. En El mapa perdido los hermanos Grace visitan a su tía Lucinda, internada en una especie de manicomio, y se dan cuenta de que la situación puede empeorar; encuentran un mapa y entran en el bosque secreto de los elfos, que también desean el famoso libro del tío Arthur. En El árbol metálico unos enanos secuestran a Mallory y sus hermanos van al rescate. En El ogro malvado tienen un enfrentamiento final con el malévolo Mulgrath.
La serie se parece a Una serie de catastróficas desdichas en la presentación de las historias, en que los protagonistas son tres hermanos, en la encuadernación, y en que muchas ilustraciones van recuadradas igual. Pero se diferencia en todo lo fundamental: los argumentos son distintos; los relatos acentúan lo atemorizador sin acentos humorísticos; el narrador no juega en exceso con las expectativas del lector y todo lo cuenta con rapidez y lo resuelve satisfactoriamente; se podría decir que no da casi tiempo al miedo a que se instale. En el panorama de hoy, el que no se alargue innecesariamente la historia es un valor que merece ser destacado; más aún cuando está bien escrita, la acción se desarrolla con fluidez y los personajes humanos resultan creíbles. Los lectores acostumbrados a descripciones imposibles de personajes fantásticos pueden verse sorprendidos al ver que, aquí, no están tan desarrollados: simplemente cumplen su papel en la trama y se les presenta con una ilustración; el único un poco más perfilado es el duende casero, Dedalete, sobre todo porque sus intervenciones son en verso. En el efecto de conjunto de la serie son importantes las ilustraciones, inspiradas en las de Arthur Rackham, que son muchas y resultan sugerentes.
Holly Black. El libro fantástico (The Field Guide, 2003), El anteojo asombroso (The Seeing Stone, 2003), El mapa perdido (Lucinda’s Secret, 2004), El árbol metálico (The Ironwood Tree, 2004), El ogro malvado (The Wrath of Mulgrath, 2004). Barcelona: Ediciones B, 2003, 2003, 2004, 2004, 2005; 108, 108, 111, 111, 139 pp.; col. Las crónicas de Spiderwick; ilust. de Tony DiTerlizzi; ISBN: 84-666-1279-3, 84-666-1280-7, 84-666-1513-X, 84-666-1658-6, 84-666-1995-X.