Unos pobrísimos leñadores abandonan a sus hijos en el bosque. El pequeño Pulgarcito se da cuenta y lo arregla la primera vez echando piedrecitas en el camino para saber volver. Pero la segunda echa migas de pan y, cuando quieren regresar, se las han comido los pájaros. Acaban llegando a casa de un ogro que se los quiere comer pero, con la complicidad de la mujer del ogro, Pulgarcito no sólo lo evita sino que además consigue que el ogro se coma a sus propias hijas. Luego le quita unas botas de siete leguas, que le sirven para huir y para matar al ogro y hacerse rico.
14 noviembre, 2006