Hace pocos meses se publicó una nueva edición de El tesoro de Sierra Madre, del misterioso B. Traven, un tipo que dijo que no quería «ocupar el centro del escenario. Siento que soy un trabajador que, como tantos trabajadores, aporta su grano de arena para hacer que la humanidad adelante otros pasos. Me siento como un grano de la arena de la que está hecha la tierra. Mis obras son importantes, mi persona no lo es». Su historia es de las que hace pensar y contiene una condena contundente de la codicia humana: «las más de las veces el oro es lavado con sangre humana en lugar de jabón». Como construcción novelesca tiene cosas magníficas aunque, por momentos, sea un relato pesado.
11 febrero, 2011