Robert Spaeman: «Permítanme que aquí, en la Academia Bávara de Bellas Artes, termine hoy con una referencia al arte y a su papel en una época en la que la realidad se desvanece. Desde el siglo XVI, el arte europeo fue un arte de ilusión. Fue decisiva la introducción de la perspectiva central en la pintura. Lo mismo es válido para la arquitectura y para la escultura. Las columnas de nuestras iglesias barrocas generalmente no son de mármol, sino que parecen de mármol. Y las esculturas que dan la impresión de estar tan vivas, frecuentemente están huecas y no tienen dorso. Fue el arte el que abrió el camino a la virtualización de la realidad. Pero el arte ha sido también el que ha puesto de relieve lo que se ha perdido en el camino, justamente la realidad. En un mundo cada vez más virtual, el arte asume la representación del gran valor del ser. ¿Qué significa que, en la época de las reproducciones de la obra de arte, cuando el original cada vez se distingue menos de la copia, la autenticidad del original cobre una relevancia casi mágica, una importancia que sólo es comparable con la “validez” de los sacramentos? Esa validez descansa sobre la realidad sensible de un contacto, que a su vez se basa en la secuencia continuada de imposiciones de manos hasta llegar al Creador. Pues la autenticidad de la obra de arte se basa en el contacto original que el lienzo tuvo con el artista».
Robert Spaeman. Realidad como antropomorfismo (Wirklichkeit als Anthropomorphimus), conferencia pronunciada en la Academia de Bellas Artes de Baviera en 2000, contenida en Ética, política y cristianismo (2007). Madrid: Palabra, 2007; 299 pp.; col. Biblioteca Palabra; ed. de José María Barrio, trad. de José María Barrio y Ricardo Barrio; ISBN: 978-84-9480-106-6.