El punto de partida para el análisis que hace Eva Illouz en El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo es una sugerente observación del recientemente fallecido Daniel Bell, ya en 1976, «que no ha perdido validez: la cultura del capitalismo se contradice, en tanto exige que las personas sean laboriosas durante el día y hedonistas por la noche. La contradicción cultural entre la esfera del consumo y de la producción se encuentra en el “corazón” de las definiciones actuales del amor romántico; las prácticas amorosas se alimentan al mismo tiempo de dos lenguajes culturales tan generalizados como opuestos: el del hedonismo y el de la disciplina laboral». El objetivo de Illouz es analizar cómo surge dicha contradicción y cómo se refleja en las prácticas románticas de la actualidad.
No pretendo reseñar aquí el libro sino sólo señalar un aspecto que surge del estudio de la autora. Ella explica bien que vivimos en un mundo posmoderno en el cual «el universo transitorio y desechable de los bienes de consumo son cultura, las prácticas repetibles y fragmentarias son cultura»; un mundo donde se anulan «las distancias tradicionales entre la mercancía y la estética, entre los signos y la realidad, entre los sentimientos y su exhibición»; un mundo donde «predomina la imagen frente la oralidad y la palabra impresa que predominaban en el pasado. En esta sociedad «nuestra experiencia cultural y nuestras relaciones sociales se han ido entrelazando cada vez más con los productos y los sentidos de la esfera del consumo» hasta el punto de que «los momentos románticos propiamente dichos se basan en el consumo de bienes de lujo y productos culturales, un proceso de mercantilización que se ha extendido a la esfera del hogar. Y, aunque «el posmodernismo ha adoptado la idea de que los textos narrativos constituyen los cimientos de nuestra identidad, dicha corriente rechaza por completo la noción de que el yo se basa en los grandes relatos (de amor u otros), que le aportan unidad al ofrecerle una dirección y una continuidad»: para el pensamiento posmoderno de muchos, nuestra vida no posee «“centro” alguno de acción o decisión, sino que se compone de una intersección de distintas capas textuales que fragmentan constantemente la “unidad narrativa de la búsqueda humana” y, por lo tanto, la unidad narrativa de la búsqueda romántica».
Eva Illouz. El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo (Consuming the romantic utopía. Love and the cultural contradictions of capitalism, 1992). Madrid: Katz, 2009; 429 pp.; col. Conocimiento; trad. de María Victoria Rodil; ISBN: 978-84-96859-53-1.