El puente de Alexander fue la primera novela corta publicada por Willa Cather. Trata sobre Bartley Alexander, un ingeniero famoso, felizmente casado con una mujer excepcional, pero que, con motivo de un viaje a Londres, vuelve a tratar a una antigua novia, en ese momento una conocida actriz, y comienza una doble vida. Cualquiera que conozca a Cather encontrará lo que busca y supone: personalidades bien dibujadas, un conflicto bien presentado, una construcción medida. Tiene un comienzo brillante que anuncia lo que sucederá: un diálogo entre Alexander y un viejo profesor que tuvo en el que éste les dice a él y a su mujer que siempre pensó que tenía un punto débil, pero que al verle ahora está seguro de su solidez…
Son excelentes dos notas finales de la escritora: un prólogo que puso a su libro en 1922 a petición de su editor, y un artículo de 1931 que tituló «Mis primeras novelas». En este califica El puente de Alexander de mero boceto, escrito cuando «creía que lo nuevo era más emocionante que lo familiar» y pensaba que Londres era más interesante que Gopher Prairie. Dice que es un libro con impresiones genuinas pero superficiales, escrito así porque «nuestros novelistas más interesantes eran Henry James y la señora Wharton, y la mayoría de los escritores jóvenes imitaban su estilo sin tener sus dones».
En el prólogo de 1922 compara esta primera novela con Pioneros, que escribió al año siguiente y dice: «no siempre es fácil para el escritor sin experiencia distinguir entre su propio material y el que le gustaría hacer suyo. Para el escritor joven todo es nuevo, y todo parece igualmente personal. Lo que queda fuera de su experiencia más profunda, que observa y analiza, a menudo le parece más vital que lo que conoce bien, porque lo ve con la emoción del descubrimiento». En cambio, continúa, cuando un escritor trabaja con su propio material «es otro escritor» y «no le hace falta recurrir a ningún artificio literario».
Recuerda también que «una de las pocas cosas verdaderamente útiles que me ha dicho un escritor mayor se la debo a Sarah Orne Jewett: «por supuesto, un día escribirás sobre tu propio país. Entretanto, aprende todo lo que puedas. Hay que conocer muy bien el mundo antes de conocer la parroquia”».
Willa Cather. El puente de Alexander (Alexander’s Bridge, 1912). Barcelona: Alba, 2019; 118 pp.; col. Alba Clásica; trad. de Miguel Temprano García; ISBN: 978-84-9065-525-2. [Vista del libro en amazon.es]