Una novela que tenía pendiente y que he leído por fin este verano: Los europeos, de Henry James. Me habían dicho, y es verdad, que por ser corta y tener cierto tono de comedia ligera, es tal vez la mejor para un primer contacto con Henry James y disfrutar de la categoría de su prosa. En ella el autor contrasta las formas de afrontar la vida de dos jóvenes europeos con las de los parientes norteamericanos a los que visitan.
Los primeros son el alegre y alocado Félix Young y su hermana mayor, la baronesa Eugenia Münster, que ha sido repudiada por su marido, un príncipe alemán. Los segundos son unos primos que viven cerca de Boston: el señor Wetworth y sus hijas e hijo, Charlotte, Gertrude, y Clifford. Felix y Eugenia son hijos de una hermana del señor Wetworth, cuyo matrimonio con un europeo la llevó lejos de Boston. Los europeos son recibidos por los Wetworth con sentimientos mezclados de satisfacción y recelo. Un rico amigo de los Wetworth, el señor Acton, se siente atraído por la baronesa, mientras que Félix y Gertrude conectan entre sí rápidamente.
Los objetivos del autor son, como la misma narración dice, retratar los modos de ser y las emociones de sus personajes, por medio de diálogos inteligentes y de pinceladas descriptivas certeras, continuamente matizadas. Esto James lo practica en cualquier momento y con cualquier personaje: por ejemplo, de lord Acton dice que «la impresión que producía su sinceridad era casi como llevar un ramo de flores: el perfume resulta muy agradable, pero a veces no se sabe qué hacer con las flores».
Pero, sobre todo, se centra por un lado en «los europeos». Así el narrador afirma que «Felix tenía siempre tantos deseos de combatir la melancolía como una buena ama de casa de tener limpio su hogar». Él mismo indica que no le interesan los grandes problemas de la existencia: «están por encima de mis posibilidades». De su hermana se dice que «era una mujer de intenciones sutilmente entrelazadas y sus propósitos no eran nunca fácilmente detectables»; en otro momento se señala que «nada de lo que la baronesa decía era completamente falso» y, continúa, «quizá haga falta añadir que nada era tampoco completamente cierto».
Por el otro lado, de la familia Wetworh la persona dibujada con más cuidado, aparte del padre, es Gertrude, de la que se indica que «tenía que luchar contra un gran cúmulo de obstáculos, tanto en el orden subjetivo —como dicen los metafísicos— como en el objetivo y, de hecho, la intención de este breve relato es, en buena parte, describir esa lucha. Lo que parecía más importante en esta repentina ampliación de los afectos del señor Wentworth y de sus hijas era la correspondiente extensión del ámbito de los posibles errores; y la doctrina —porque así se la puede llamar— de la terrible gravedad de los errores era una de las tradiciones más queridas de la familia Wentworth».
Henry James. Los Europeos (The Europeans, 1878). Alianza, 1999; 216 pp.; col. El libro de bolsillo; trad. de José Luis López Muñoz; ISBN: 978-8420634661. [Vista del libro en amazon.es]