El narrador de En el mar hay cocodrilos es un chico afgano, Enaiatollah Akbari, que, ya instalado en Italia, rememora su vida en una conversación con el escritor italiano Fabio Geda. Empieza en 2002 cuando los talibanes controlan su pueblo y, con diez años, su madre decide llevarle a Pakistán y dejarle allí, solo, y sin darle ninguna explicación. Enaiat trabaja primero en una especie de hostal y luego en un establecimiento de sandalias. Luego decide marcharse a Irán, donde trabaja como ilegal en la construcción. Más adelante vuelve a irse a Turquía y, desde allí, a Grecia. Finalmente consigue llegar a Italia cuando tiene quince años. Termina su relato poco después de haber cumplido veintiún años.
La narración es emocionante tanto por las peripecias, intensas y verosímiles, como por la voz de Enaiat, perspicaz y bienhumorada (y ya consciente de a qué público se dirige y qué clase de bromas ha de hacer). Por ejemplo, antes de contar uno de sus viajes de un país a otro, señala que «no pensábamos en los peligros de la travesía. La muerte es siempre un pensamiento lejano, incluso cuando la sientes cerca. Piensas que te las arreglarás, y tus amigos también». O, por poner un ejemplo del tono, en una ocasión dice que se siente khasta kofta que «significa “cansado como una albóndiga”, porque cuando las mujeres hacen albóndigas, en nuestra tierra, las golpean y golpean y golpean, mucho tiempo».
Son conmovedores los momentos en los que tropieza con personas que le ayudan de verdad: una abuela griega, un chico en Venecia, una señora en Turín… Al encontrar al segundo dice que pensó que «quizá fuera pariente de la abuela griega; tanta amabilidad, según mi opinión, sólo se transmite con el ejemplo». Y el trato con esas personas es lo que le hace desear «vivir en el mismo país en que vivían ellas. Si todos los italianos son así, pensé, creo que éste es un sitio en el que incluso podría quedarme. Estaba cansado, a decir verdad».
El relato se interrumpe, a veces, con preguntas que hace Fabio Geda para que precise algo más lo que va diciendo. «¿Cómo se encuentra un sitio para crecer, Enaiat? ¿Cómo se le distingue de los otros?», le pregunta; y Enaiat dice: «Lo reconoces porque no sientes ganas de irte. No porque sea perfecto. No existen los sitios perfectos. Pero existen sitios donde, por lo menos, nadie intenta hacerte daño».
Fabio Geda. En el mar hay cocodrilos: la historia de Enaiatollah Akbari (Nel mare ci sono i coccodrilli. Storia vera di Enaiatollah Akbari, 2010). Madrid: Austral, 2012; 196 pp.; trad. de Justo Navarro; ISBN: 978-8423324996. [Vista del libro en amazon.es]