Hasta el momento he mencionado varias «novelas de profesor» con protagonistas jóvenes, como Vigo es Vivaldi o El último día de mi vida. Sumo a ellas, ahora, Una habitación en Babel, de Eliacer Cansino, una novela valiosa que me ha hecho pensar en el trabajo del profesor tal como lo describe Daniel Pennac en Mal de escuela.
En un pueblo andaluz llamado Alfarache hay una torre alta en la que viven personas muy distintas cuyas vidas acaban entrelazadas. Entre otros, Gil, un anciano muy culto con una larga historia detrás; Ángel, un profesor de filosofía del instituto; y varios alumnos suyos: Berta, Nor, guineano, Stéfano, italiano, Rashid, marroquí. Todo comienza con la desaparición de un diario de Berta y sus intentos por recuperarlo, y luego con la de Nor, que deja de ir a clase para ir a esperar la llegada de su hermano en una patera. Al enterarse, Ángel y Rashid van en su busca.
La historia engancha pues está escrita con cuidado y se describen de modo convincente los distintos episodios, el mundo interior del profesor —el personaje central y el más acabado—, y los conflictos que tienen sus alumnos inmigrantes —sus problemas de adaptación y los derivados de relacionarse con las redes mafiosas que canalizan las salidas de sus países y su instalación en España—. El relato tiene un comienzo un tanto engañador, con un episodio protagonizado por Berta y su amigo Marcos, y una fugaz aparición de un chico llamado Lolo que no tiene continuidad, pero enseguida se centra en Ángel, el profesor. Se presentan bien su trabajo y su mente ocupada en el debate sobre si ha de implicarse más o no en ayudar a Nor; se reflejan bien momentos de clase y de vida colegial; vienen a cuento las explicaciones al paso y son certeras las referencias literarias.
Eliacer Cansino. Una habitación en Babel (2009). Madrid: Anaya, 2009; 252 pp.; ISBN: 978-84-667-8445-0.