Escritor español. 1954-. Nació en Sevilla. Catedrático de Filosofía en un instituto. Autor de novelas, relatos y poesía, que comenzó a publicar a partir de 1980.
El misterio VelázquezMadrid: Bruño, 2005, 8ª impr.; 155 pp.; col. Paralelo Cero; ISBN: 84-216-3192-6;
vista en amazon.es. Nueva edición en 2022;
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Nicolás Pertusato, un chico enano retratado en Las Meninas, escribe cómo llegó a figurar en el cuadro y los extraños incidentes de su realización. Su historia comienza cuando, con ocho años, es reclutado para servir en la Corte. Es protegido por don Diego Acedo en un viaje de Italia a España. En Madrid acude a clases del maestro don Alonso Ortiz, encargado de preparar a los criados de la Cámara. A consecuencia de una trifulca, Velázquez lo hace su protegido. Por voluntad de un extraño italiano llamado Nerval, con el que Velázquez tiene un misterioso trato, estará en Las Meninas. Cuando Nicolás termina su narración, ocho días después de la muerte de Velázquez, tiene diecisiete años.
En la confección de Las Meninas hay dos incógnitas: la identidad de un personaje cuyo rostro está difuminado, y quién pintó la Cruz de Santiago en el pecho de Velázquez. Con estos mimbres y un estilo preciso, ajustado a la época y a la persona que redacta, el autor construye una narración intrigante que abunda en el enigma de cómo Velázquez logró una obra tan poderosa que atrapa el tiempo, y no el espacio, según dice Nerval a Velázquez.
El misterio Velázquez es una novela más, pero inteligente y de calidad, también por su sencillez, sobre un pacto fáustico. El hilo narrativo está siempre tenso y son excelentes las pinceladas descriptivas: Nicolás cuenta cómo en la Corte «era preciso tener claras las jerarquías de fidelidades y, después, navegar con buena mano y mejor fortuna»; habla de su amistad con Maribárbola, a la que «si algo la caracterizaba era su capacidad para ver más allá de lo que significaban las cosas, fruto más que de su inteligencia, de una sagacidad nacida de la desconfianza y la incertidumbre a la que la vida le había sometido siempre»; o se refiere al «aire confuso de un noble metido a bucanero», de su amigo el pintor mulato Juan de Pareja, antiguo esclavo de Velázquez.
En un coloquio, el autor mismo explicaba su novela del siguiente modo: «Mi pregunta en El misterio Velázquez gira en torno a dos temas: el proceso de creación artística, qué está dispuesto a dar el artista por conseguir esa obra maestra que busca; y el crecimiento moral de un niño que, paradójicamente, no crece físicamente, ya que es el enano protagonista de la novela, Nicolasillo, pero que alcanza un gran crecimiento moral. Se confunde frecuentemente crecimiento físico con crecimiento personal, y es importante diferenciárselo a los jóvenes».
Como si su rostro atrajese las sombras
Cuando Nicolás ve por primera vez a Nerval, comenta su incapacidad para rememorar su rostro: «Una niebla disipaba sus rasgos en mi memoria, lo cual, dada mi capacidad de retentiva, me pareció extrañamente singular». Y más adelante se narra un diálogo entre los dos:
«—¿Creéis vos en el infierno? ¿O sólo lo tenéis por un asunto poético? (dice Nerval).
—Señor, la duda ofende. Por supuesto que creo en el infierno. ¿Cómo si no habría justicia para los que se gozan en obrar el mal?
—¿Qué queréis decir? ¿Dónde habéis aprendido esas ultimidades?
—Todos sabemos que el mal y el bien exigen justicia póstuma.
—A fe mía que habláis bien, mequetrefe. Y os aseguro que ese don os granjeará beneficios.
Se levantó entonces y pasó por delante de mí. Se acercó al balcón y miró a través del postigo. Por más que se acercaba a la luz, se producía en él un extraño efecto que dejaba siempre imprecisos los detalles de su rostro, como si la luz le evitase, o su faz atrajese las sombras aun en los lugares más iluminados».
Otras novelas juveniles: Una habitación en Babel, El Lazarillo de Amberes, OK, señor Foster, El chico de las manos azules.
Nota:
Las declaraciones entrecomilladas del autor están tomadas de Lo que Eliacer Cansino trae consigo.
4 junio, 2009