Otto, el oso de libro, de Katie Cleminson, es un álbum sobre la lectura y las bibliotecas que tiene chispa. Su protagonista es un oso de un libro que vivía en la estantería de una casa. Era feliz cuando los niños leían su libro y tenía su propia vida cuando nadie lo hacía. Pero, un día, con ocasión de una mudanza, lo pierden, por lo que Otto sale a la calle, un lugar con demasiada gente y ruido para su gusto. Echa de menos su libro y vagabundea hasta que…
La simpatía del relato se apoya en su argumento, parecido al de Corduroy, y en unos dibujos expresivos, contorneados con trazos gruesos y siempre sobre fondo blanco. Tiene gracia que se respeten las proporciones de los distintos seres que aparecen en la historia: Otto es pequeñito, frente a la gente normal en la calle, donde nadie le ve, y donde comprendemos que se sienta intimidado. También hay escenas simpáticas, de las que anuncian que algo sucederá, como cuando se sienta en el carro de una máquina de escribir antigua en la que otro animalillo parece a punto de pulsar las teclas.
Katie Cleminson. Otto, el oso de libro (Otto the Book Bear, 2011). Barcelona: Juventud, 2011; 32 pp.; trad .de Elodie Bourgeois; ISBN: 978-84-261-3840-8.