Asesinato es la palabra es una ingeniosa e inteligente versión de la pareja policial formada por un detective muy competente y vanidoso a lo Holmes y un ayudante bienintencionado a lo Watson. En este caso el papel de Holmes lo cumple Daniel Hawthorne, un antiguo inspector expulsado de la policía, brusco, díscolo, maleducado, pero brillante; y el de Watson, el mismo autor, Anthony Horowitz, que se deja engatusar por Hawthorne para que cuente la investigación que hace de un intrigante caso en una novela y que, de paso, convierte el libro en una especie de autoficción, pues da muchos datos reales acerca de su trabajo.
El caso comienza cuando una mujer, Diana Cowper, que luego se sabrá que es la madre de un famoso actor, acude a una funeraria para fijar los términos de su futuro funeral y entierro, pero esa misma tarde fallece asesinada en su casa. La policía está desconcertada y acude a Hawthorne que, a su vez, propone a Horowitz que lleve a un libro su investigación. Horowitz, que ya conocía el mal talante de Hawthorne por haber trabajado con él en series de televisión de las que fue guionista, duda si aceptar pero al final lo hace. Se suceden entonces las pesquisas de los dos, la investigación del pasado de la mujer asesinada, de su hijo, de las personas que tuvieron relación con ellas, etc. También conocemos cuál ha sido todo el trabajo de Horowitz, incluidos sus tratos con Steven Spielberg y Peter Jackson para ser guionista de una película sobre Tintín. Y no faltan las referencias literarias, como a Hornblower o a Casa desolada, la novela favorita del autor.
El libro atrapa por la personalidad tan políticamente incorrecta de Hawthorne, a quien poco a poco Horowitz va conociendo y comprendiendo, y por el mismo interés de las muchas ramificaciones que acaba teniendo el caso que investigan. Hay observaciones críticas bien traídas, como el comentario que hace un jefe de policía, que se lleva mal con Hawthorne, a Horowitz: «En el cuerpo ya nadie dice lo que piensa. Como te pongas a insultar a los gais o a los negros, te ponen de patitas en la calle antes de darte cuenta. Ya ni siquiera utilizamos palabras como “hombres”, solo “efectivos”. Hay que tener presente la igualdad de género. Hace diez años, si decías algo fuera de lugar, como mucho te daban un tirón de orejas. Ya no. Hoy en día el poli bueno tiene que ser políticamente correcto, y más te vale saberlo».
Anthony Horowitz. Asesinato es la palabra (The Word is Murder, 2017). Barcelona: Catedral, 2019; 420 pp.; trad. de Julia Osuna Aguilar; ISBN: 978-84-16673-76-6. [Vista del libro en amazon.es]