Tontos enamorados de los libros

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«Dickens (como Shakespeare), percibió y expresó «que hay idiotas sin remedio que con mucha frecuencia tienen un verdadero don y entusiasmo por las letras. El señor Micawber (personaje de David Copperfield) amaba la elocuencia y la poesía con toda su alma inmortal: las palabras y las imágenes visionarias le mantenían con vida, a falta de comida y de dinero, como podrían haber mantenido a un santo ayunando en el desierto. Dick Swiveller (de Almacén de antigüedades) no citaba de manera inimitable a Moore y a Byron sólo por el gusto de hacer frívolas digresiones, sino porque amaba una gran escuela poética. El sincero amor por los libros no tiene más que ver con la inteligencia o la estupidez que cualquier otro amor sincero. Es una cualidad del carácter, una frescura, una capacidad de experimentar placer, de sentir fe. Un estúpido puede disfrutar leyendo obras maestras exactamente igual que un estúpido puede disfrutar recogiendo florecillas».

G. K. Chesterton. «Sueño de una noche de verano», Correr tras el propio sombrero (On Lying in Bed and Other Essays). Barcelona: El Acantilado, 2005; 628 pp.; selección y prólogo de Alberto Manguel; trad. de Miguel Temprano García; ISBN: 84-96489-27-2. El artículo original está en El hombre común y otros ensayos sobre la modernidad.

 

23 marzo, 2006
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