El libro de Yotán, de Arthur Powers, me ha parecido un libro de una intensidad fuera de lo común, algo a lo que también contribuye la excelente traducción. El pequeño prefacio pone al lector en antecedentes: el autor habla de que hubo una época en su vida en la que daba muchas vueltas al papel de las personas con discapacidad mental en el plan de Dios y que, un día, en 1979, mientras rezaba, le vino esta historia a la cabeza. En una nota final cuenta su vida y la génesis del libro, que lo tuvo escrito durante años hasta que decidió publicarlo en 2012.
Israel, tiempos de Jesucristo. Yotán es un chico discapacitado, físicamente muy grande y con dificultades para expresarse. Su madre, a quien quería, fallece, y su padre, a quien siempre notó distante, le abandona. Un día, en medio de la gente, nota la presencia de alguien luminoso, y percibe lo que significa la palabra «Abbá» (padre), que hasta entonces le resultaba incómoda. En voz baja dice «Abbá» y, entonces, Jesucristo le oye y se dirige a él pidiéndole que le acompañe, junto con sus discípulos. Así que Yotán lo hace y comparte con ellos distintos momentos de sus vidas, incluidas la muerte de Cruz, la Resurrección y la Ascensión.
La narración, en tercera persona pero indicando lo que siente y oye Yotán, es deliberadamente sencilla y no contiene explicación adicional alguna, por lo que su eficacia dependerá mucho de que el lector ya conozca las escenas que se narran y quiénes son los personajes que intervienen: Jesucristo, Judas, Tomás, María Magdalena, etc. Es un enorme acierto que no haya descripciones de tipo poético sino yuxtaposiciones, que transmiten directamente las emociones básicas de Yotán al lector. Por ejemplo, en una ocasión en la que pasea por Jerusalén, se cuentan las cosas así:
«Mercado. Luz de sol sobre la fruta de vivos colores. Carne colgada de postes. Moscas. Luz de sol sobre el cuero curtido.
Ojos de María. Su sonrisa. Tu corazón baila dentro de ti.
Mercachifles. Mendigos. Hombres de piel blanca con ropajes ligeros. Hombres de piel oscura con largas vestiduras.
Cálida luz de sol».
Por otro lado, los diálogos que Yotán oye a los Apóstoles, entre sí y con Jesucristo, ponen de manifiesto las distintas personalidades e intereses de los que hablan y van respondiendo más o menos a la cuestión que originó el libro:
«—Yotán no necesita curación, Tomás.
—¿Y el ciego sí…?
Abbá dibuja. Suave sonido del palo en la tierra.
—No estamos aquí para cambiar lo de fuera, Tomás. Estamos aquí para cambiar lo de dentro.
—Pero, rabí, ¡el ciego vio!
Abbá levanta la vista. Sostiene el palo en una mano, golpea suavemente la palma de la otra. Tap. Tap.
—Sí, vio. Y, cuando vio, desapareció la ceguera. Cuando cambias lo de dentro, lo de fuera cambia por sí solo.
—Entonces podemos curar toda ceguera, rabí. —Voz de Judas.
—Hay quienes tienen ojos ciegos, pero ven. Otros tienen ojos que ven, pero están ciegos. No podemos curar todas las cegueras del corazón, Judas. Y no es necesario curar todas las cegueras de los ojos.»
Arthur Powers. El libro de Yotán (The Book of Jotham, 2012). Madrid: Palabra, 2014; 108 pp.; trad. de José Gabriel Rodríguez Pazos; ISBN: 978-84-9061-113-5. [Vista del libro en amazon.es]