Semanas atrás me refería a cómo hay grandes ilustradores que, como han publicado libros excelentes y siempre construyen ilustraciones magníficas, tienen un público fiel que les sigue, la capacidad de publicar libros singulares que a otros no se les permitiría, y la posibilidad de arriesgarse con proyectos personales que tienen difícil encaje dentro de la LIJ. Esto se puede aplicar, creo, a Cigarra, un álbum en el que Shaun Tan presenta a una Cigarra que es un trabajador muy cumplidor de una empresa, en la que lleva diecisiete años, y en la que nadie valora lo que hace, y que se acaba jubilando de modo solitario y sin agradecimientos.
Todos los libros del autor son valiosos y este no es una excepción: el poderío de sus imágenes es evidente para cualquiera, la historia es intensa, y el mensaje que desea transmitir tiene interés. Sin embargo, aunque a gente como yo cualquier cosa que firme Tan le interesa, me temo que Cigarra no circulará bien por los cauces de la LIJ, por su extrañeza y su contenido, y que tampoco enganchará bien a un público adulto. Si Emigrantes tiene tantísimo tirón es no sólo por su categoría gráfica y por sus contenidos, sino también por ser un libro cuya elaboración y extensión también dan idea de la seriedad con que ha sido confeccionado. En ese sentido, Cigarra no me parece convincente: para presentar una situación kafkiana como esta de forma que nos conmueva y nos convenza no basta la calidad del material (como no nos bastaría la calidad de la tela de un traje), y tal vez sea necesario un enfoque o planteamiento distintos, o un desarrollo mayor (como le pediríamos a un traje que tuviera la hechura, diseño y tamaño adecuados)… Al menos, esa es mi percepción, por más que me alegre de la publicación del libro y de, así, poder conocer mejor a Shaun Tan.
Shaun Tan. Cigarra (2018). Albolote (Granada): Barbara Fiore, 2018; 36 pp.; trad. de Lidia Pelayo Alonso; ISBN: 978-84-16985-06-7. [Vista del álbum en amazon.es]