Tres pequeños monos, de Emma Chichester Clark y Quentin Blake, comienza presentando a Hilda Snibbs, una mujer que tenía tres pequeños monos: Tim, Sam y Lulú. Por cuatro veces ocurre algo parecido que se inicia con una doble página que contiene seis escenas: en la primera se ve a Hilda que sale de casa y advierte a los monitos que se porten bien, en las demás se ve a los monitos haciendo de las suyas; y en la siguiente doble página se ve cuando Hilda vuelve y encuentra su casa hecha un desastre. Pero la quinta vez, cuando Hilda regresa, todo está en orden y los monitos no aparecen.
Álbum con una historia graciosa —en línea de otras de Blake con seres estrafalarios como protagonistas— y una realización gráfica muy eficaz, que presenta muy organizadamente a unos personajillos incontrolables. El relato habla bien del cariño que hay que dar y la paciencia que hay que tener con los revoltosos que no saben estar quietos, aunque nada dice de las correcciones que también hay que hacerles y de las medidas que hay que tomar para que las cosas no vayan a más (como, por ejemplo, se ve bien en la serie de David Shannon que comienza con ¡No, David!). En este último sentido el álbum se puede ver como uno de esos relatos sobre niños-monos que piensan tener un inalienable derecho a ser egoístas y que además cuentan con adultos que los respaldan.
Emma Chichester Clark. Tres pequeños monos (Three Little Monkeys, 2016). Texto de Quentin Blake. Madrid: Siruela, 2017; 32 pp.; col. Siruela Ilustrada; trad. de María Porras Sánchez; ISBN: 978-8416964819. [Vista del álbum en amazon.es]