Al comienzo de La esfera de Medusa, el título que continúa La torre y la isla, los protagonistas logran escapar de la Corporación Dédalo con ayuda de dos misteriosos gemelos, Deimos y Aedh. Ya en Nueva Alejandría son capturados por Dédalo de nuevo pero vuelven a escaparse y llegan a su cita en Medusa, una ciudad sumergida, donde conocen más cosas de su origen futuro (sí, está bien escrito).
Como en el primer relato, los autores usan el lenguaje con cuidado y son pocas las veces que se les escapan frases explicativas del estilo «como es lógico», o lugares comunes tipo una «expresión indefinible»; hay un esmerado trabajo de construcción de una historia tan articulada; las descripciones son claras, sugerentes y (casi) nada enfáticas. Por tanto, a pesar de los aspectos más previsibles del argumento, quienes fueron capturados por la primera historia tienen motivos para leer esta segunda.
Tal vez hubiera sido mejor que los luchadores por la libertad perseguidos por el poder omnipresente de la época, no se llamaran «antiglobalización», y no sólo porque ahora esa bandera sea tan confusa, sino porque esa clase de identificaciones obvias enseguida envejecen: como las novelas de ciencia-ficción de los ochenta que presentaban una poderosa URSS al comienzo del siglo XXI y ahora nos hacen sonreír.
Ana Alonso y Javier Pelegrín. La esfera de Medusa (2007). Madrid: Anaya, 2007, 2ª ed.; 334 pp.; col. La llave del tiempo; ISBN: 978-84-667-6278-6.