He leído (rápido) Panteón, de Laura Gallego, la última entrega de las Memorias de Idhún. Reafirmo mi juicio anterior sobre la saga: éxito muy por encima de sus méritos, realización muy por debajo de la capacidad de la autora. A eso añado algo en lo que no había reparado antes: a pocas novelas como a estas se las puede llamar con tanta propiedad culebrones, por motivos argumentales y por multitud de frases tipo «la hoguera del fuego de tus ojos». Además, por el modo en que se presentan las relaciones amorosas y sexuales entre adolescentes, también son un buen ejemplo de lo apuntado en la nota que titulé «Simuladores de vuelo engañosos».
19 enero, 2007