En su momento leí el elogio que hacía Ana Garralón de Terciopelo: Historia de un ladrón, un relato de Silvana D’Angelo con imágenes preciosistas de Antonio Marinoni, lo incluí en mis listas, y al fin he podido leerlo hace poco. El narrador es un ladrón de guante blanco, que se define a sí mismo como un caballero ladrón (igual que Arsenio Lupin), que nos cuenta su recorrido por una casa ricamente decorada, mientras evita encontrarse con el matrimonio y los dos hijos, a quienes ve y oye mientras busca lo que desea. Alternan dos tipos de dobles páginas: unas, que llevan párrafos de texto en una franja blanca en la parte superior, contienen imágenes que nos muestran al ladrón a lo largo de un pasillo al que dan las puertas de las habitaciones de la casa —se aprecia bien la continuidad de unas imágenes a otras—; otras contienen párrafos de texto más largos que van acompañados de imágenes de objetos o muebles aislados. Las guardas contienen multitud de dibujos de cuadros o muebles o vestidos, con su autor y la fecha de su diseño, que se pueden ir descubriendo en las ricas ilustraciones con sombreado en cruz con las que se narra la historia. Es interesante también el relato: tanto la intriga de qué busca Terciopelo, que se guía por los olores que describe minuciosamente, como la narración de la historia de la familia, que oye contar al padre, acerca de un pirata llamado Tremain.
Antonio Marinoni. Terciopelo: Historia de un ladrón (Velluto: storia di un ladro, 2007). Texto de Silvana D’Angelo.Barcelona: Océano Travesía, 2011; 48 pp.; trad. de Sandra Sepúlveda Martin; ISBN: 978-84-494-3980-3. [Vista del libro en amazon.es]
Related Posts
