Si ayer hablaba de álbumes sobre inmigrantes, hoy toca hablar de un relato con igual tema: Djadi, el niño refugiado, de Peter Härtling. Se desarrolla en Fráncfort, su protagonista tiene once años, procede de Homs, Siria, y no tiene familia. Jan, un trabajador social del centro de ayuda para jóvenes, lo lleva con él a su casa: un piso que comparten, él y su pareja, con dos parejas más, unos profesores jubilados y otros amigos. El libro es breve y cuenta, en veinte capítulos cortos, las dificultades de comunicación y adaptación de Djadi, así como los esfuerzos de todos para que, respetando sus ritmos y sus deseos, aprenda el idioma, deje atrás sus temores, y se adapte. A Djadi le ayudará, en especial, el modo de ser nada intrusivo de Wladi, el profesor jubilado de 75 años, que pasa mucho tiempo en su compañía. Como libros anteriores del autor, este también se caracteriza por su narración escueta y sus diálogos medidos, que, aunque omitan tantas cosas, y precisamente por su ausencia de descripciones y consideraciones superfluas, sí transmiten bien un aire de verosimilitud que hace pensar al lector que las cosas «bien pueden ser así».
Peter Härtling. Djadi, el niño refugiado (Djadi, Flüchtlingsjunge, 2016). Madrid: Anaya, 2018; 117 pp.; col. Clásicos modernos; trad. de Carmen Bas; ISBN: 978-84-698-3623-1. [Vista del libro en amazon.es]