En La gran pregunta, de Wolf Erlbruch, distintos personajes responden al para qué de la vida. Unos lo hacen de modo poético —para besar las nubes, dice el piloto—, otros en plan disfrutón —para que te acaricien, dice el conejo—, otros con mente darwinista —para luchar, dice el boxeador—, otros de modo afectivo —para que yo te quiera, dice la mamá—… Y la única respuesta que realmente responde a la pregunta sin irse por las ramas es la del pato: «No tengo ni idea».
Es frecuente que los ilustradores que se han ganado el prestigio de ser grandes autores de álbumes, se arriesguen con libros gráficamente más avanzados. Un tipo de textos apropiado para eso es el que no pide unas escenas secuenciadas sino el que propicia una sucesión de ilustraciones independientes en cada una de las dobles páginas. Erlbruch ha dado con ese tipo de texto y ofrece aquí unas ilustraciones compuestas con figuras grandes, usando materiales comunes, apostando por la sencillez, y buscando que cada una responda bien al tipo de personaje que representa y al tono de la respuesta que da.
En cuanto al contenido, el álbum cumple lo que mucha gente pide hoy: la satisfacción de pensar un poco aunque no se llegue muy lejos, la equiparación de distintas respuestas aunque todas se perciben como insuficientes e, incluso, como evasivas. En fin, para padres y profesores y lectores un poco mayorcitos no es mala recomendación El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl, un libro luminoso como pocos. Y, para todos, los mismos textos que cuentan la primera Navidad: ahí está la respuesta mejor a la gran pregunta.
Wolf Erlbruch. La gran pregunta (La grande question, 2004). Madrid: Kókinos, 2005; 52 pp.; trad. de Esther Rubio; ISBN: 84-88342-75-6.
Viktor Frankl. El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder, 2004, 2ª ed.; 160 pp.; col. Psicología; trad. de Christine Kopplhuber y Gabriel Insausti; ISBN: 84-254-2331-7.