
El otro fabulista español, contemporáneo de Iriarte, es Félix María de Samaniego, cuyas Fábulas tomaban prestados muchos argumentos de La Fontaine y cuyo talante indicaba él mismo con un «me valgo de los animales para instruir a los hombres». Sus pequeñas historias tienen gracia y en ellas no faltan ni las orientaciones guiadas por la búsqueda del propio interés ni otras con referencias más altas: «Si haces lo que estuviere de tu parte, / pide al cielo favor; ha de ayudarte».
5 octubre, 2005