Hay libros infantiles que algunos llaman «perturbadores»: los que, como tratan temas un tanto vidriosos, dependen mucho de los receptores; los que, aunque tengan calidad y sean interesantes, pueden causar problemas a lectores menos maduros. Un ejemplo de hace tiempo que a mí me parece valioso es Un toque especial, de Anne Fine, sobre una niña conflictiva.
20 junio, 2012