Entre ellos: recuerdos de mis padres

Memorias, Diarios, EpistolariosLibros autobiográficos | Memorias, Diarios, Epistolarios
 
Entre ellos: recuerdos de mis padres

Entre ellos: recuerdos de mis padres, de Richard Ford, incluye dos relatos escritos con treinta años de distancia. Uno, sobre su padre, fallecido en 1960, lo escribió hace poco. El otro, sobre su madre, lo escribió poco después de su muerte, en 1981, y lo había publicado años atrás. Son memorias escritas con afecto y agradecimiento hacia sus padres. Por más que cuente algunos episodios menos positivos, también dirá que «en nuestra familia nadie rumiaba agravios o guardaba rencor o reprimía la ira, por mucho que pudiéramos montar en cólera (algo que hacíamos a menudo)». En el epílogo, a modo de balance final, dirá que recuerda su infancia como maravillosa, cono unos padres maravillosos, que «fui afortunado al tener unos padres que se amaban y que, fruto de ese gran amor casi insondable, me amaban. El amor, indefectiblemente, confiere belleza».

La forma en que Ford cuenta las cosas es, como puede suponer quien haya leído sus obras, de una gran prudencia. Al hablar sobre su padre señala que «escribir una memoria y considerar la importancia de otro ser humano es tratar de acreditar lo que de otro modo tal vez pasaría inadvertido, en parte por el reconocimiento de que en todos nosotros hay misterios y en parte por la identificación —dentro de esos misterios— de virtudes. Una vez más, no es tan diferente de lo que vemos cuando leemos un relato de Chéjov, ni probablemente muy diferente del problema con que cualquier hijo se enfrenta cuando piensa en sus padres y se pone a evaluarlos».

También, como es habitual en Ford, cuando habla de la falta de creencias religiosas de su padre, mencionará sus propias actitudes: «No sé nada sobre las creencias de mi padre, si es que tenía alguna. Puede que dijera que creía en algo, después del ataque al corazón. Pero no practicaba ninguna religión, al menos no en los años en que yo le conocí. Sé que no disfrutaba con los libros, en los que podía haber encontrado lo que todos encontramos cuando no tenemos fe: el testimonio de que existe un modo alternativo de pensar en la vida, un modo diferente de aquellos que se nos asignan de forma natural en el nacimiento. La búsqueda de alternativas imaginativas de pensamiento no debió de figurar entre sus hábitos».

En el epílogo señala que «mi creencia en la falta de trascendencia última de la vida vivida siempre me lleva a pensamientos de mis padres»; apunta que, al hablar de ellos, no desea hacer «lo que otros hijos tal vez harían: “otorgar una “dimensión” extra allí donde no parecía haberla» y prefiere optar por la cautela «de forma que mi propio acto de contar sus cosas y su influencia en mí no distorsione quiénes eran realmente». Tal vez, sin embargo, se podría pensar que son sus propias ideas de ahora las que distorsionan su pensamiento: Ford sabe, según afirma, que hay un misterio en que, «aun cuando tomemos escrupulosa nota de todo, suceden muchas cosas que no entendemos» y, en su relato, queda sin explicación alguna la gran nostalgia que siente por sus padres. Hay quien opina que toda nostalgia es, al final, nostalgia de Dios. Por otra parte, otros, después de la muerte de aquellos a quienes han querido mucho, incluso con una falta de fe mejor fundada que la de Ford, o fundada en desgracias realmente grandes, sacan otras conclusiones: véanse los comentarios de Victor Klemperer que anoté en Amores que nunca pueden morir.

Richard Ford. Entre ellos: recuerdos de mis padres (Between Them. Remembering My Parents, 2017). Barcelona: Anagrama, 2018; 162 pp.; col. Panorama de narrativas; trad. de Jesús Zulaika; ISBN: 978-84-339-7996-4. [Vista del libro en amazon.es]

18 mayo, 2018
Imprimir

Related Posts

Comments are closed.