Más citas tomadas de Historia de la familia, de G. K. Chesterton.
Sobre los niños
—«El niño tiene que ser tratado como si fuera mucho mejor de lo que es para que a la larga no sea tan malo como podría haber sido».
—«Los libros que deben proponerse a los niños son los de juegos y ceremonial, y los de pompa y guerra: toda la gloria mundi, todo el desfile de la historia, lleno de sangre y de orgullo, se les puede contar sin peligro, todo menos el secreto de su propia e incomparable influencia. Los niños necesitan que se les enseñe principalmente la grandeza del mundo entero. Y al mundo entero hay que enseñarle la grandeza de los niños».
—«Las personas adultas pueden ser en cierta medida útiles para enseñar a los niños a trabajar, pero los niños son aún más necesarios para enseñar a las personas adultas a jugar».
—«Los juegos, tal y como se entienden habitualmente, no constituyen un juego, sino un deporte. En un juego, tal como lo entiende el adulto, lo esencial es la competición y el objetivo la victoria. En un juego, tal como lo entienden los niños, lo esencial es más bien un cierto regocijo artístico en la combinación y el ceremonial de los personajes ficticios que intervienen. No juegan por la victoria, sino que juegan, en la medida en que se pueda definir su objetivo, para engañarse a sí mismos».
—«Un niño siente la diferencia abismal entre la conquista y la victoria. La conquista tiene el sonido de algo frío y pesado, como las mecánicas maniobras de un poderoso ejército. La victoria tiene el sonido de algo repentino y valiente; la victoria es como un grito que sale de unos labios con vida. El niño se emociona con la victoria y se aburre con la conquista… No, no estoy a favor de que se enseñe al niño el militarismo. Estoy a favor de que sea el niño quien lo enseñe».
Sobre la educación
—«La educación privada es la realmente universal. La educación pública puede ser comparativamente limitada. Sería realmente una exageración decir que el maestro de escuela que enseña a sus alumnos a dibujar a mano alzada les está formando en todos los usos de la libertad. Sería realmente una fantasía decir que el inofensivo extranjero que imparte una clase de francés o alemán está hablando todas las lenguas de los hombres y de los ángeles. Pero la madre que trata con sus propias hijas en su propia casa tiene que tratar literalmente con todas las formas de libertad, porque tiene que tratar con todos los flancos de una misma alma humana».
—«El pedagogo se ocupa generalmente de una sola parte de la mente del alumno. Pero siempre se ocupa de una parte de la vida del alumno. El padre tiene que ocuparse no solo de la totalidad del carácter del niño, sino también de la totalidad de su recorrido. El maestro siembra la semilla, pero el padre cosecha además de sembrar. El maestro ve más niños, pero no está claro que vea más infancia. Y ciertamente ve menos juventud y nada de madurez».
—«Un cínico diría que el profesor es feliz al no ver nunca los resultados de su propia enseñanza. Yo prefiero limitarme a decir que no tiene la preocupación adicional de tener que valorarla desde el final. El profesor rara vez está en la muerte».
—«La educación obligatoria por parte del Estado es una cosa tremenda, y potencialmente una tremenda tiranía que, por su propia naturaleza, logra en gran medida lo que todas las persecuciones religiosas intentaron hacer. Se castiga a la gente por no enviar a sus hijos a las escuelas donde algunos imparten educación, y puede estar justificado impartirla, pero lo que se está llevando a cabo es toda una persecución».
—«La educación obligatoria es un reclutamiento forzoso. Es tan moderna como el reclutamiento forzoso, está tan científicamente organizada como el reclutamiento forzoso, y actúa en los asuntos internacionales exactamente igual que el reclutamiento forzoso. Esto no demuestra por sí solo que la educación obligatoria sea necesariamente errónea. Yo mismo no creo que el servicio militar obligatorio sea necesariamente erróneo. Pero lo que ahora llamamos educación pertenece a esa clase de cosas forzadas, beligerantes y a veces serviles que personifica la organización de un ejército moderno más que la liberación o la extravagancia de un poema moderno».
G. K. Chesterton. Historia de la familia. Sobre la única institución que crea y ama a sus propios ciudadanos (The Story of the Family. G. K. Chesterton on the Only State that Creates and Loves its Own Citizens, 2022), Madrid: Rialp, 2023; 286 pp.; col. Esenciales; introducción de Dale Ahlquist, trad. de Aurora Pimentel Igea; ISBN: 978-8432163548. [Vista del libro en amazon.es]




























