Algunos ilustradores tienen la particularidad de que, con su estilo y con el contenido de sus libros, crean mundos propios que, aunque normalmente no son o no serán nunca masivamente populares, sí captan un buen número de adictos. Es el caso de Iban Barrenetxea con El cuento del carpintero, más bien un relato ilustrado que un álbum ilustrado. Su protagonista es Firmín, un carpintero muy experto a quien llama sucesivas veces el Barón von Bombus para que repare las consecuencias de sus guerras: primero un brazo, luego otro brazo, luego una pierna, etc. Y el trabajo de Firmín es tan bueno que, cada vez, su pieza de recambio es mejor que la original.
Palabras e ilustraciones ocupan dobles páginas alternas. Hay una única ilustración desplegable que aparece al comienzo. Las imágenes, compuestas con figuras estilizadas que siempre aparecen de cuerpo entero, reflejan escenarios y vestuarios decimonónicos, y el colorido prácticamente sólo lo ponen el pelo del carpintero y la doncella. La narración facilita que la secuencia sea clara y, además, a lo largo de las imágenes se desarrolla otra historia de la que no se habla nada en el texto. El mensaje de rechazo hacia los ímpetus bélicos del barón queda claro sin necesidad alguna de insistir.
Iban Barrenetxea. El cuento del carpintero (2011). Barcelona: A buen paso, 2011; 43 pp.; ISBN: 978-84-939414-2-.